Reprogramación de centralitas

Consiste en un dispositivo electrónico compuesto por circuitos impresos y una serie de chips cuya misión es la de gobernar el funcionamiento o especificaciones de algunos elementos del motor. Los motores vienen ajustados de fábrica con una serie de especificaciones y tolerancias. La centralita electrónica regula este comportamiento para garantizar el perfecto funcionamiento durante la vida útil del motor a lo largo de los años. La centralita también se conoce con su denominación en Inglés: «Engine Control Unit» o con su abreviatura ECU.

Además de los componentes «hardware», la centralita del motor está programada con instrucciones de código (software). Este código contiene las órdenes que serán enviadas a los diferentes elementos del motor gobernados por la centralita.

Fundamentalmente, los objetivos de la reprogramación de las centralitas se resumen en intentar aumentar el rendimiento del motor con un menor consumo de combustible.

Obviamente, otro de los objetivos de la reprogramación es la de conseguir mantener una buena longevidad del motor.

Se modifican parámetros como el control de las revoluciones, velocidad, control en los sensores de temperatura, densidad y volumen del aire del colector de admisión, temperatura exterior, etc.

La idea principal es que modificando todos estos parámetros se obtenga un nuevo «mapa motor» en el que se trabaje con las revoluciones adecuadas para cada momento para aumentar la potencia y reducir el consumo. Es decir, un rendimiento general más eficiente.

Como hemos visto anteriormente, la reprogramación no altera físicamente ningún elemento del motor. Lo único que hace es modificar parámetros de comportamiento.

Los motores salen de fábrica preparados para soportar mayor potencia y rendimiento. De hecho, en algunas versiones de la gama (potenciados), lo único que cambia es la programación de la centralita.

Todos los motores están expuestos a mayor desgaste cuando se les someten a un mayor esfuerzo, pero sólamente en los casos en los que se solicita. Por lo tanto, con una conducción normal, no se produce un mayor desgaste aunque se haya aumentado la potencia oficial.

En conclusión, la reprogramación en sí misma no es perjudicial para la vida del motor.